Inside the Cursed Abbey

Cuenta la leyenda que la decendencia del Rey Tristán III sufría de una extraña maldición, debido a la cual su hijo primogénito poseía una marca de Serpiente en su cuerpo y estaba destinado a recibir una muerte prematura. Angustiado, el Rey pidió la ayuda de la Iglesia de Prontera, quien envió a tres de sus mejores sacerdotes a extraer la maldición. Pero el exorcismo fue un rotundo fracaso, pues se liberaron extrañas fuerzas oscuras y en vez de morir uno, murieron los tres hijos del Rey. En realidad, hoy en día sabemos que los otros dos príncipes fueron asesinados con veneno por traidores infiltrados, que posteriormente tatuaron una Serpiente falsa en su cuerpo.

Sin saber este hecho, los tres sacerdotes se culparon a ellos mismos de lo sucedido y se condenaron voluntariamente al exilio. Uno de ellos escapó a una Isla solitaria en medio de la nada para ahí intentar redimirse por sus pecados. Era una isla tranquila y sus habitantes eran pacíficos, ahí podría olvidarlo todo y empezar desde cero. Pero un día, el sacerdote encontró un barco encallado, en el cual había un solo sobreviviente. Este sacerdote rescató y cuidó del naufrago, sin darse cuenta de que en realidad era un ladrón y que planeaba traer consigo a todos sus camaradas para convertir la isla en un antro de maldad. En poco tiempo, la isla fue testigo de las más horribles atrocidades. Un día, la Isla fue devorada por la energía maligna y enviada al otro mundo. Luego regresó trayendo consigo a todos los habitantes y ladrones en forma de zombis y demonios. Aparentemente, el sacerdote terminó atormentado por la culpabilidad de sus fracasos, convirtiéndose en uno de los demonios más terribles de toda la isla.